Antes de COVID-19, el 81% de todas las muertes en las Américas se debieron a ENT. Se estima que 62 millones de personas en las Américas viven con diabetes y 1,2 millones de personas viven con cáncer en América Latina y el Caribe. Además, alrededor de 1 de cada 4 personas en las Américas tiene mayor riesgo de enfermar gravemente y morir si se infectan con COVID-19 por vivir con una enfermedad crónica.
A finales de mayo, la Directora de la OPS, Carissa F. Etienne, advirtió que no brindar atención a las ENT durante la pandemia, puede traer aparejado “una epidemia paralela de muertes prevenibles de personas” con enfermedades crónicas.
Acceso limitado a los servicios
Los servicios de salud ambulatorios se han visto parcialmente interrumpidos en 18 países encuestados (64%), dos los han interrumpido completamente y en siete países (25%) han permanecido abiertos. Estas interrupciones han afectado todo tipo de atención para personas con ENT, pero más aún para servicios de diabetes, hipertensión, cuidado dental y rehabilitación.
Las principales razones citadas para la interrupción de los servicios de ENT incluyen la cancelación de la atención electiva de servicios (58%, 14/24), el personal clínico que se reasigna a la respuesta de COVID (50%, 12/24), y pacientes que no se presentan (50%, 12/24).
Reasignación de personal
En la mayoría (89%) de los países de las Américas que respondieron a la encuesta, el personal de los ministerios de salud que trabajaba en la esfera de las ENT fue parcial o totalmente reasignado para apoyar la respuesta a la COVID-19.
El aplazamiento de los programas públicos de detección (por ejemplo, de los cánceres de mama y del cuello uterino) también ha sido generalizado, según indicaron el 43% de los países. Esto estaba en consonancia con las recomendaciones iniciales de la OMS de reducir al mínimo la atención no urgente en centros sanitarios mientras se luchaba contra la pandemia.
Con todo, las razones más comunes para interrumpir o reducir los servicios fueron la cancelación de los tratamientos planificados, la disminución del transporte público disponible, el miedo a asistir a los centros de atención y la falta de personal debido a que los trabajadores sanitarios habían sido reasignados para apoyar los servicios de respuesta a la COVID-19. Además, algunos países experimentaron interrupciones en las cadenas de suministro, así como desafíos en la distribución de medicamentos y productos de salud, todo lo cual afecta el acceso por parte de los pacientes.
Estrategias alternativas para la continuidad de la atención
Las conclusiones alentadoras del estudio fueron que en la mayoría de los países se han establecido estrategias alternativas destinadas a posibilitar que las personas más vulnerables sigan recibiendo tratamiento contra las ENT. Entre los países que notificaron interrupciones de los servicios, el 61% están utilizando actualmente la telemedicina (asesoramiento por teléfono o por medios electrónicos) para sustituir las consultas presenciales, el 70% dijo haber recurrido al triaje para determinar las prioridades de atención, el 57% ha adoptado una dispensación novedosa de medicamentos para ENT y el 52% ha redirigido pacientes a lugares de atención alternativos.
“Estas interrupciones probablemente tendrán un impacto en los resultados de salud para estas poblaciones vulnerables”, consideró el doctor Hennis y pidió “más esfuerzos para garantizar que las ENT se incluyan en los planes nacionales de respuesta a la COVID-19 y para asegurar métodos seguros para brindar atención clínica esencial a las personas con ENT durante la pandemia”.
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